17 enero 2008

Un piso en París

Buscar piso en París, tener piso en París, no es fácil. París es una enorme ciudad, famosa en el resto del mundo, en la que no queda ni un metro cúbico por urbanizar desde hace muchísimos años. Aquí, si consigues hipotecarte y "comprar", nadie te pregunta si se trata de nueva construcción o de segunda mano, algo tan habitual en Madrid o en Sevilla. Evidentemente es de segunda mano. Lo que te preguntan es cuántos años tiene el apartamento. Cuanto más antiguo, más caché, como si el hecho de que la vivienda en cuestión haya vivido más que tu te confiriera parte de sus experiencias. ¿Qué ocurría en Bastilla hace 100 años? ¿Estuvo Picasso en alguno de los lofts de la calle de detrás? (podría ser, algunos de los talleres en los que trabajó el genio malagueño no tienen ni una plaquita que lo indique, nada de nada, lo he comprobado personalmente). Al final es como si el alma de todos aquellos grandes artistas y pensadores que antaño vivieron en París se hubiera quedado suspendida en la ciudad e impregnara poco a poco los viejos inmuebles.
También es curioso que, al contrario que en España, el piso interior es muy apreciado, incluso más que el exterior en el caso de que dé a un patio o a un pasaje vecinal o peatonal. De esta forma aseguras la luz y evitas el ruido y, quizás, también el vis-à-vis de la calle, es decir, al vecino de enfrente. El tema del ascensor está claro. Si el anuncio no lo indica, olvídalo, no se les ha olvidado, simplemente no tiene...incluso si se trata de un octavo piso, sí. Hay otros en lo que lo pone y cuando llegas, lo que encuentras es un armario, literalmente, en el que sólo cabe una persona por viaje. Cuando llegas a tu planta te has vuelto azul y estás claustrofóbica perdida.
Hablar de superficie habitable y de dignidad aquí no se lleva, no sé si en algún momento creó polémica, como lo de los 30 m2 de las soluciones hablitables socialistas. Aquí muchos jóvenes, y quizá no tan jóvenes, viven en estudios de apenas 15 m2 y a nadie le sorprendre. Las comparaciones son odiosas (¡y tan deprimentes!) y yo ya me he acostumbrado a que 30 m2 “tienen muchas posibilidades”. En fin, mucha suerte, de todo corazón, a todos los que en estos momentos os encontráis en busca de.