03 julio 2006

Ya está aquí la canícula

¡Qué calor hace en París!. Evidentemente, no es el mismo calor que en Sevilla, pero aquí se vive de otra manera y, de alguna forma, es más peligroso. Esta mañana, los periódicos anuncian que las autoridades han puesto en marcha el “plan canicule” en ocho departamentos, incluida la región parisina, donde las altas temperaturas se alían al dañino efecto de la polución, que con este tiempo se incrementa hasta cotas insospechadas. Para dos meses al año que hace calor, aquí nadie tiene aire acondicionado en sus domicilios, como ocurre en Andalucía. Tampoco lo hay en el metro, ni en el cercanías, ni en la mayoría de los autobuses. Cuestión de rentabilidad, dicen. Utilizar el transporte público en esta época es, sin exagerar, un suplicio. Sientes que te asfixias, que te falta el aire, que te vas a desmayar si no sales inmediatamente. Los domicilios no están adaptados al calor, sino al frío y a la falta de luz. Las ventanas son enormes, en las fachadas son casi todas tipo balcón, es decir, de arriba abajo y, como no es normal el buen tiempo, nadie se corta en abrirlas de par en par. ¡Corriente caliente! En realidad, el plan contra la canícula consiste, entre otras cosas, en eso, en explicar qué debe hacerse para evitar el calor. Vamos, lo que la cultura popular andaluza sabe de toda la vida: cerrar las ventanas y evitar la luz en la vivienda, no salir en los momentos de más calor ni hacer esfuerzos excesivos, beber frecuentemente, antes incluso de tener sed, mojarse el cuello para evitar sofocos, vestirse con colores claros...

1 comentario:

sophie dijo...

contrapunto:

pues a mí la canícula me gusta.


después de nueve meses de frío polar y vientos helados, agua en cubitos, la bufanda como elemento más amortizado de los regalos de reyes, el brazo ya con tendinitis de sujetar el paraguas...

los treinta grados -a cualquier cosa le llaman calor- me parecen una alegría y una bendición del cielo.

vale, cierto que en el rer no es que no tengan aire acondicionado, sino que dejan puesta la calefacción, o serán las calderas de la locomotora, y que las casas con parquet o, peor aún, moqueta mullida, absorben los grados y parece que los multiplican. ¿y esos ventanales sin persiana? ¿y los bares y restaurantes sin un triste ventilador?

vale, pero...

¿y cuando subes las escaleras del metro, ese fresquito que te viene de frente? ¿y pasearse a las dos de la mañana en manguita corta, con brisita marina -hay que echarle un poquito de imaginación- sin frío ni calor, a la temperatura que no es otra que maravillosa? ¿y los picniques al ladito de la torre-ifél, en el parque de vincén, o al borde del canal de san martín por las tardes, al fresquito soleado?

ojalá la canícula durara todo el año... y no ese frío que llega incluso en pleno verano, después de tres días de calorcito (o canícula si quieres) y otra vez lluvia, viento que te pone el paraguas al revés, y sacar otra vez la chaquetita de entretiempotoño...

viva el sol, la corriente caliente, las botellitas de agua evian, las terrazas de mi barrio, las niñas con vestiditos de flores, los niños en pantalones cortos y chanclas, las pamelas, el calor y la caló :)